ASIGNACION DE
CUSTODIA, REGULACION DE VISITAS
Y EFECTOS DEL DIVORCIO
II
(Instrumentos de
evaluacion)
Martha Stella Ospino-Rodríguez y Claudia Victoria
Vidal-Padilla.
Una
vez vistos los aspectos necesarios para evaluar, en el escrito anterior, se
revisarán los instrumentos psicológicos que se emplean con mayor frecuencia Pues bien, contamos con la entrevista, la
observación comportamental, el análisis de la documentación y la aplicación de
instrumentos. Respecto a este último
aspecto, Fariña, Seijo, Novo y Jólluskin (2002) hacen referencia a algunos de
los instrumentos aplicados con sus limitaciones, para la evaluación de las
actitudes, conductas y habilidades parentales, incluyendo entre otros: (a) el inventario
de relación padres- hijo/a (Parent-Child Relationship Inventory-PCRI),
creado por Gerard (1994), que consta de 78 ítems, en siete escalas: apoyo
parental, satisfacción parental, implicación, comunicación, disciplina,
autonomía y rol de orientación, consta de dos escalas de fiabilidad:
deseabilidad social y tendencia a contestar respuestas inconsistentes. Las puntuaciones
altas indican características y destrezas parentales positivas. Una de las
dificultades con el instrumento es la falta de información acerca del proceso
de construcción, validez y fiabilidad; (b) la
prueba de la percepción de las relaciones de Bircklin (Bircklin Perception of
Relationships Test) creado por Bircklin (1995), consta de 64 ítems, 32 para
evaluar a cada uno de los padres, agrupados en cuatro áreas: percepción que
tiene el niño sobre la competencia parental de cada progenitor; percepción del
padre/madre como fuente de cariño y empatía; percepción de la consistencia del
padre/madre y percepción de rasgos admirables del padre/madre. Al igual que el
PCRI se tiene información limitada en cuanto a validez, fiabilidad y
normatividad; (c) la prueba de escalas de
Ackerman Schoendorf para la evaluación parental de custodia (Ackerman
Schoendorf Scales for Parent Evaluation of Custody ASPECT), creada por Ackerman
(1994), que contiene 3 escalas: observacional (la apariencia y presentación
de los padres), social (la interacción con otros, incluyendo el niño) y
cognitiva emocional (el funcionamiento psicológico y mental de los padres), en
su forma completa contiene un cuestionario de auto reporte que es completado
por cada uno de los padres, la entrevista con observación de cada uno de los
padres con y sin el/a hijo/a y los resultados de test usualmente utilizados en
la evaluación de custodia como son el MMPI-2, Rorschach, WAIS-R, WRAT-R, y NEAT
para padres, CAT o TAT, y una medida de inteligencia en el/a niño/a. Se obtiene
una medida cuantitativa de estas variables o "índice de custodia
parental", que sirve como indicador de la efectividad parental y que puede
ser utilizado para comparar un padre con el otro; (d) el índice de estrés parental (Parent Stress Index-PSI), desarrollado
por Abidin (1990) para evaluar en qué medida los progenitores experimentan
estrés en la crianza de los hijos, asumiendo que este estrés es acumulativo y
multidimensional, considerándose como instrumento inicial para identificar posibles
áreas de estrés o conflicto entre los progenitores y con sus hijos.
Por
su parte, Keilin y Bloom (1986, citados
en Ramírez, 2003) en su estudio a más de un centenar de psicólogos y
psiquiatras forenses agruparon la utilización de los test psicológicos en tres
grupos, a saber: (a) medidas de inteligencia, (b) medidas de personalidad y,
(c) medidas de funcionamiento académico y comportamiento general del/a
niño/a. Para la medición de inteligencia
las pruebas más usadas en Colombia y en los países de habla hispana son el
WAIS-R (para los adultos) y el WISC-R (para los niños). Para la medición de la personalidad, las
pruebas comentadas anteriormente: el MMPI-2, el Inventario de Millon (MCMI-II)
y el Inventario de Personalidad NEO PI-R.
Para la medición de funcionamiento académico y comportamiento infantil
existe una larga lista de instrumentos que no nacieron en el contexto forense,
pero que se están aplicando con numerosas críticas y comentarios a su favor,
los cuales no van a ser presentados en este escrito en aras a la brevedad.
A
continuación se va a hacer mención de algunos de los instrumentos que ha
trabajado Ramírez (2003) y que son asequibles a los profesionales colombianos.
Estos son: (a) Instrumento sobre actitudes parentales, adaptado a la población
colombiana por el Laboratorio de Psicología Jurídica de la Universidad Nacional
(J.I. Ruíz, comunicación personal, 13 de septiembre, 2014); (b) Cuestionario de
conductas infantiles para padres: CBCL de Achenbach, con adaptación a la
población española; (c) Escala de apoyo social percibido de amigos o Red de
apoyo social de los hijos, cuya adaptación a la población colombiana fue
realizada en el Laboratorio de Psicología Jurídica de la Universidad Nacional
(J.I. Ruíz, comunicación personal, 13 de septiembre, 2014); (d) Escala de
evaluación de estrategias de afrontamiento de problemas; (e) Escala de
creencias infantiles sobre el divorcio parental; (f) Listado de tareas de cuidado infantil, adaptada a la
población colombiana por el Laboratorio de Psicología Jurídica de la
Universidad Nacional (J.I. Ruíz, comunicación personal, 13 de septiembre, 2014);
(g) Escala de comunicación padres-adolescentes; (h) Escala de comunicación
padres-adolescentes; (i) Listado de preferencias infantiles; (j) Conocimiento
parental de los hijos y de su ajuste a la situación familiar, adaptado a la
población colombiana por el Laboratorio de Psicología Jurídica de la
Universidad Nacional (J.I. Ruíz, comunicación personal, 13 de septiembre, 2014);
(k) Inventario de percepción de los padres; (l) Relaciones interparentales
valoradas por los hijos, adaptada a la población colombiana por el Laboratorio
de Psicología Jurídica de la Universidad Nacional (J.I. Ruíz, comunicación
personal, 13 de septiembre, 2014); y (m) Competencia/apoyo social de los
progenitores, adaptada a la población colombiana por el Laboratorio de
Psicología Jurídica de la Universidad Nacional (J.I. Ruíz, comunicación
personal, 13 de septiembre, 2014).
Finalmente,
para decidir acerca de la custodia, una vez se hayan realizado las evaluaciones
respectivas, se han determinado criterios de decisión, entre los que cuentan
los contemplados en el Acta de Michigan, como una guía o lista de chequeo para
verificar que se han contemplado las áreas y aspectos necesarios durante la
evaluación y que se cuenta con los elementos necesarios para dar el concepto
profesional: (a) amor y afecto entre progenitor e hijo/a, (b) lazos emocionales
entre progenitor e hijo/a, (c) capacidad parental para servir de guía al
hijo/a, (d) capacidad parental para que el niño continúe educándose y creciendo
en su religión o credo, si lo tuviera; (e) capacidad parental para proporcionar
alimentación, (f) capacidad parental para proporcionar ropa, (g) capacidad
parental para proporcionar cuidados médicos, (h) capacidad parental para
proporcionar cuidados terapéuticos, (i) capacidad parental para satisfacer
otras necesidades materiales, (j) período de tiempo que el niño ha vivido en un
ambiente satisfactorio y emocional y psicológicamente estable y la deseabilidad
o conveniencia de su continuidad, (k) permanencia como unidad familiar que
supone el hogar custodio propuesto (o ya existente), (l) idoneidad moral del
progenitor, (m) salud mental del progenitor; (n) salud física del progenitor
(o) historia de domicilio del hijo/a; (p) historial escolar del hijo, (q)
historial comunitario o social del hijo/a; (r) preferencia razonable del hijo/a
hacia el progenitor, si el Juzgado considera que tiene suficiente edad para
expresar tal preferencia; (s) cualquier otro factor que el Juzgado considere
relevante en la disputa de la custodia de un niño/a en particular (Grisso, 1986
y Schutz, et al., 1989 citados en Ramírez, 2003, pp. 63-64).
El Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses (INMLCF) de Colombia construyó la Guía para la realización
de pericias psiquiátricas y psicológicas forenses con fines de reglamentación
de visitas y regulación de alimentos en 2010, donde se plantea que se realicen
entrevistas con los progenitores y con el niño/a, a través del “Protocolo
Evaluación Básica en Psiquiatría y Psicología Forenses”, en la que se recolecta
información de filiación y sobre la situación actual de la familia, se evalúa
el ciclo vital de la familia, la historia de la pareja, vínculos afectivos,
secretos, alianzas, triangulaciones, afrontamiento y resolución de conflictos,
momentos y lugares de interacción, lealtad, roles, liderazgo, normas y límites,
los patrones de comunicación familiar, entre otros, identificando los motivos
de la no conciliación entre los padres en lo atinente a las visitas. Con los
padres o cuidadores se recolecta la historia personal y familiar, las fuentes
de ingreso, los antecedentes médicos, la percepción y expectativas sobre el
proceso que se sigue, y los antecedentes biográficos para identificar
psicopatología o rasgos de personalidad que les hagan tendientes a no cumplir
sus obligaciones o generen situaciones de riesgo en el contacto con su hijo/a.
En la entrevista con el niño/a se exploran los vínculos paterno-filiales, las emociones
predominantes y las reacciones que han presentado ante las situaciones de
conflicto; así como la presencia o ausencia de síntomas y su percepción
respecto del rol que ha desempeñado cada miembro de la familia en la situación
actual. Señalando que la utilización de escalas, cuestionarios, tests
psicométricos, proyectivos, de medición de inteligencia y neuropsicológicos,
entre otros, se dará a criterio del examinador/a.
Respecto a la evaluación para
pronunciarse respecto a la regulación de visitas, dentro de los elementos a
considerar están, como indica Ramírez (2006), el efecto del contacto con el
progenitor no custodio sobre la adaptación filial, la conflictividad
interparental, el ajuste psicológico del progenitor/a no custodio y la calidad
de las relaciones mantenidas por parte de éste/a con el hijo/a antes de la
separación o divorcio y estilos de crianza. De allí que los instrumentos
planteados cuando se adelantan los procesos de definición de custodia, puedan
tenerse así mismo en cuenta para definir condiciones específicas de las visitas
por el/a progenitor/a no custodio.
En relación con los efectos del
divorcio, como indica Tejedor (2012), la sintomatología más frecuente a los
meses siguientes al divorcio en los niños son “conducta agresiva, desobediencia,
falta de autoregulación, baja responsabilidad y logro y en menor medida
ansiedad, depresión, problemas en las relaciones sociales” (p. 70). Por lo que
los instrumentos frecuentes de evaluación con el Test autoevaluativo
multifactorial de adaptación infantil (TAMAI); el cuestionario de
depresión para niños (CDS); el cuestionario de ansiedad infantil (CAS), la
escala de cohesión y adaptación familiar (CAF); la escala de clima familiar
(FES); el cuestionario de adaptación al divorcio – separación (CAD-S).
Antes de terminar, parece relevante
hacer un comentario sobre el empleo de las proyectivas para la evaluación
forense. Las autoras del presente
escrito no recomiendan su utilización dado que este tipo de instrumentos no
cuentan con procedimientos estadísticos de validez ni confiabilidad, son
bastante controvertidas en los estrados judiciales, por tanto su empleo es
bastante limitado en este medio. A este
respecto Ramírez (2003) dice que el uso de las proyectivas se ha extendido los
Estados Unidos por razones económicas en donde “cada vez se invierte más tiempo
y se cobra más por emitir informes y testificar que en sí por la evaluación (…)
debido a las complicaciones y responsabilidades que comporta el sistema legal
para los peritos” (p.75), sin embargo LaCalle (2011) expresa que “la mayor parte de las jurisdicciones
legales en USA, los rechazan por ser eminentemente subjetivos (basados
principalmente en la interpretación del PF (psicólogo forense). Esto es aún más
pronunciado en el caso de Rorschach, con base eminentemente psicoanalítica y
con sus diferentes escuelas de interpretación”.
Si bien es cierto en algunos países de Latinoamérica el uso de las
pruebas proyectivas en el ámbito forense en bastante frecuente, éste se debe a
que el sistema de justicia es todavía marcadamente inquisitorio, al propio
desarrollo académico y profesional de la psicología jurídica, disciplina que
requiere basarse en evidencias y crear sus propias herramientas que nos
permitan hacer un trabajo de mayor calidad (García, 2011) y por la cultura de
la región toda vez que no es extraño que los profesionales del Derecho y demás
disciplinas recurran a la consulta psicoanalítica como costumbre, lo que hace
su uso familiar.
A pesar que los instrumentos con que se
cuentan en la actualidad en la psicología forense aplicada al ámbito de la
familia no fueron creados para su uso en el campo forense, al hacer una
adecuada elección de tan amplia variedad y disponibilidad de instrumentos,
nacidos en la psicología clínica, se puede lograr realizar un trabajo
profesional de calidad; queda entonces una amplia tarea para los académicos e
investigadores de la disciplina con el fin de llenar los vacíos tanto en
herramientas como en el abordaje de la problemática de familia desde la
perspectiva forense que como se puede concluir en el presente estudio es
bastante amplio. Son múltiples las
problemáticas en familia que pueden ser abordadas por el psicólogo forense que
con una formación profesional cada vez más seria y juiciosa aporta aspectos de
relevancia para la toma de decisiones de los operadores de justicia en pro de
la no vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, en
particular y de todos los integrantes de la familia, núcleo de la
sociedad.
Para citar este
escrito según normas APA:
Ospino-Rodríguez, M.S. y Vidal-Padilla, C.V. (2015, abril 14). Asignación de
custodia, regulación de visitas y efectos del divorcio II. (Instrumentos de evaluación). [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://lapsicologiaforense.blogspot.com/.
REFERENCIAS
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Jólluskin, G. (2002). Instrumentos específicos de evaluación forense (IEEF) en
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